Los árboles son seres vivos que han acompañado al ser humano desde siempre. Enraizados en el suelo y elevándose hacia el cielo, han sido venerados por múltiples tradiciones y culturas. Dentro del mundo de las artes plásticas son muchos los pintores y escultores que se han inspirado en los bosques y que han incorporado en sus obras la figura de los árboles. Estos pueden aparecer como la figura principal o secundaria de sus representaciones.
Hans van Wechelen (1530-1570) en su obra Camino del Calvario ( oleo sobre tabla c. 1560), pinta un roble en primer plano, aunque el tema principal se desplaza a un segundo plano.
Normalmente, los árboles están presentes en las obras como un elemento natural accesorio, aunque también encontramos composiciones artísticas cuyos motivos principales tratan de un árbol en solitario, un grupo reducido de árboles o un bosque. Como clasificación general distinguiré tres maneras de representar los árboles: como figura secundaria, como elemento participativo del tema principal, como los protagonistas de la obra.
El árbol como figura secundaria
El árbol, como figura secundaria, es un elemento decorativo o descriptivo de una zona. No es necesaria su presencia para la lectura de la temática principal. Su papel es secundario, esto es, acompañan y completan la obra.
Relieve de la conquista de Hamanu, s. VII a.C. Representa los hombres cargando el botín de la ciudad, bajando por una colina con árboles.
Pintura mural que narra la conquista de la isla de Mallorca en el año 1229 por Jaume I el Conquistador. Es uno de los ejemplos de la pintura catalana del primer gótico. En este plafón los árboles son elementos secundarios que, junto con las colinas, ilustran el lugar donde fue emplazado el campamento del rey Jaime I. (Pintura gótica s:XIII- MNAC)
El árbol como elemento participativo del tema principal
El árbol ya no aparece como un elemento secundario sino que su presencia es esencial para la lectura de la obra. Su participación en la composición artística queda relacionada con el tema descrito, por lo que aparece como un elemento imprescindible.
El pecado original representado en este capitel románico (s. XII) aparece el árbol del conocimiento del bien y del mal (MNAC)
Pintura de San pedro de Arlanza (c.1200). Este árbol frutal es custodiado por un grifo. Los grifos son animales mitológicos cuya parte delantera es la de un águila gigante y poderosas garras, mientras que la parte posterior sería la de un león, con musculosas patas y cola. El grifo se consideraba un protector simbólico de lugares sagrados y sus tesoros. Es el guardián del árbol. (MNAC)
Dibujo de André Masson que realizó en la Martinique, 1941. Su dibujo refleja un embrollo entre los vegetales y el ser humano, ilustran una metamorfosis que recuerdan algunos de los poemas de Goethe. (Musée d’art moderne de Céret)
El árbol o los árboles como protagonistas de la obra
Podríamos poner muchísimos ejemplos de árboles y bosques como elementos principales de numerosas obras de arte. En este caso los árboles son los protagonistas de la composición artística, ocupando todo el espacio de la obra.
Los tres árboles de Auguste Herbin (1913), es un óleo sobre tela cuyo tema principal son tres árboles. El autor realiza una mezcla entre lo figurativo y el cubismo. Los árboles aparecen en primer plano, quedando legibles mientras que el fondo está tratado de manera geométrica. (Musée d’art moderne de Céret)